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212 VIP Wild Party by Carolina Herrera

Este perfume del año 2016 corresponde a la edición especial que prepara de manera anual la marca Carolina Herrera para algunas de sus fragancias, en esta ocasión basándose por primera vez en la línea 212 VIP de mujer del 2010 y la versión de hombre del 2011 bajo el nuevo título Wild Party que mantiene un carácter urbano de fiestas pero bajo un enfoque más animal y salvaje. El envase se basa en la botella cilíndrica de 212 VIP pero con un cuerpo principal transparente en vidrio con texturas que asemejan escamas, conservando la parte superior en dorado. En el sitio de Carolina Herrera dentro de la descripción de la fragancia destacan las siguientes notas básicas: pomelo, piña, flor de azahar, orquídeas, madera y musk.

En partida el perfume presenta notas iniciales algo toscas y oscuras que se mueven entre cuero, pachulí y una veta de cacao no dulce que solapa unas frambuesas que se mantienen en segundo plano sin expresar una característica frutal roja juvenil, con el cuero pasando a vainilla a los 5 minutos y surgiendo incrementos de limón floral a cargo de fresias, apareciendo a los 10 minutos referencias dulces de los florales de la versión original de 212 que terminan fundiéndose en frambuesas oscuras con crema de gardenias, ocurriendo un desvío a los 15 minutos con la aparición de una veta sintética dominante de jazmín con violetas que se combina con las frambuesas y se mantiene estable hasta los 20 minutos, con un complemento de maderas ligeras. En fase media a los 30 minutos la fragancia cambia la orientación del sintético de flores a frutas densas al durazno con generalizaciones de la frambuesa hacia grosellas rojas, repitiendo un cruce de vainilla con dejos de gardenias sobre pachulí atalcado que vuelve a sumar impresiones menores de chocolate no graso a 1 hora. Sobre las 2 horas el perfume cambia el acabado sintético por una naranja densa con textura de aromatizante de jarabe medicado montado sobre un pachulí polvoso, apagando los aportes de resina y variando la línea de vainilla al incluir dejos de tonka, cambiando a las 3 horas la mezcla sintética por especiados a la madera que incluyen referencias de flores alimonadas verdes secundarias, mezclando madera, pimienta rosada y clavo de olor, aumentando a las 4 horas el desarrollo de secciones verdes de pachulí que pasa por mentol y amargos de pomelo que contienen a la veta de especiados y por momentos elevando una impresión de granos de tonka que tienen un matiz de fruta madura. A las 6 horas el perfume recupera el acabado sintético de las etapas anteriores destacando violetas y jazmines que tienen una porción ahumada más natural en resina con iris y un punto de madera que se mueve hacia almendras tostadas combinando pachulí con confitado de praliné como en 212 VIP, destacando vetas precisas de naranja amarga más fresca que se apartan del formato de cáscaras, reapareciendo a las 9 horas la capa sintética que se siente más turbia cruzando jazmines, violetas y moras como en las fragancias de Ágatha Ruiz de la Prada también fabricadas por Puig, compensando este grupo en paralelo con ámbar y pachulí levemente inciensado y que tiene aportes de picor mesurado a la canela, reduciendo la profundidad del perfume a las 12 horas mostrando un aroma de pachulí ligero que se mezcla con las frambuesas en un formato opaco de baja acidez creando impresiones de chocolate graso con un especiado implícito. En fase final después de 24 horas el perfume gira en torno a variantes oscuras de pachulí de acabado verde y con cruces especiados con cuero que recuerdan el aroma de TL por Lui de Ted Lapidus, evitando el extremo masculino con la presencia de frambuesas apagadas y no ácidas como en el relleno de un bombón de chocolate.

La fragancia ocasionalmente cruza características ya planteadas en la colección femenina de 212, sintiéndose más terroso que 212 VIP con un aporte restringido de la vainilla y exagerando las notas frutales de 212 VIP Rosé, siguiendo una línea propia de resina y licor con frutas rojas que a nivel de diario se siente atemporal y con una preferencia de interiores, sin presentar características deportivas. En oficina la fragancia evita mostrarse demasiado frutal y juvenil al destacar un fondo de pachulí terroso más serio con dejos de fruta madura al grano de tonka que no alcanza a llegar a niveles elegantes profesionales, manteniéndose como una fragancia cotidiana cercana al invierno o de espacios bien ventilados en lo informal y semiformal, con un efecto memoria que ronda lo mediano en la capa terrosa central. En lo nocturno el perfume encaja de mejor manera en ambientes más oscuros no necesariamente festivos, con un perfil calmado de reuniones sociales informales y semiformales no adolescentes, quedando corto al apuntar al segmento formal de galas. A nivel romántico la combinación de verdes y pachulí con especiados se siente seria y algo áspera por momentos, entendiéndose como una fragancia de disfrute personal. Rango de edad entre 25 y 60 años.