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La vie est belle by Lancôme

Este perfume de mediados del 2012 corresponde a un nuevo lanzamiento de la casa francesa Lancôme, el primero en 4 años desde Magnifique que no corresponde a una variante de una fragancia ya existente como Ô de Lancôme, Trêsor, Miracle e Hypnôse, alejándose al mismo tiempo de algunas de las líneas clásicas de sus predecesores en favor de un concepto más personal que busca celebrar y apreciar la vida, tomando como lema la frase francesa de "la vida es bella" y proponiendo una estructura aromática basada en un iris central rodeado de una capa gourmand. El envase es una adaptación del boceto de una botella diseñada originalmente por Lancôme en 1949 bajo el nombre de "le sourire de cristal" (traducido del francés como "la sonrisa de cristal") que destaca por una base gruesa de vidrio que ocupa casi la mitad del volumen del frasco y crea un efecto curvo tipo sonrisa donde va depositado el líquido, con una cinta anudada en la zona del cuello como detalle adicional. En el sitio de Lancôme destacan dentro de las descripciones de la fragancia que sus notas principales son: iris, jazmín, flor de azahar, pachulí y tonos gourmand.

En partida la fragancia muestra tonalidades confitadas de pachulí mezclado con vainilla que se acercan brevemente a una idea de Angel de Thierry Mugler, con aumentos esporádicos de una base terrosa que se asume puede ser el iris, aumentando el desarrollo de esta última capa al cabo de 5 minutos con aportes de puntos más brillantes de anís y violetas como derivado del iris, manteniendo el pachulí como centro dominante y con aproximaciones al dulce de Trêsor de la misma marca pero con ausencia casi completa de porciones florales clásicas. En fase media a 20 minutos se siente un retorno de la capa dulce dominante que solapa los indicios de anís, con aumentos de frescor floral suave por el lado de jazmines y violetas como variante de un iris fresco acompañado de capas azucaradas que guardan cercanía con una mandarina poco fragante, tendiendo el pachulí a dulzores de frutos rojos a 1 hora de la partida y abriéndose a pequeñas variaciones de chocolate a 2 horas que se perciben a corta distancia, conservando un carácter relativamente lineal y estable de alta estela aromática a nivel ambiental. A 3 horas se siente una evolución del tono de pachulí hacia confitados más suaves de la línea del praliné, con cercanía a las vetas dulces sin terroso de CH de Carolina Herrera y con un punto solapado ligeramente plástico de flor de azahar al fondo, con impresiones vagas de madera que van hacia garrapiñadas tostadas de maní. Al llegar a las 5 horas el perfume presenta un ascenso de su estela aromático conservando el mismo centro aromático dulce de praliné con base en pachulí, sintiéndose intrusivo a corta distancia y con el aroma llenando una habitación pequeña, sintiéndose cambios en la estructura del perfume a las 9 horas cuando aumenta la presencia de maderas tipo cedro con almendras tostadas, con rasgos polvosos florales fríos medianamente dulces tipo jazmines y con retornos de un pachulí más resinoso y amielado con base en tierra, con insinuaciones de finales de iris seco a las 12 horas. En fase final a 24 horas la estela de la fragancia baja reduciendo su efecto intrusivo pero manteniendo la misma impresión aromática de la etapa anterior a nivel ambiental, con mayor proporción a corta distancia de naranjas y frutales rojos mesurados con puntos tropicales que, mezclados con el praliné y los cruces de pachulí confitado, vuelven a mostrar similitudes con versiones limitadas de Angel de Mugler.

La fragancia se mueve la mayoría del tiempo en torno a una capa dulce que oscila entre pachulí y confituras con vainilla que se alejan del estilo más floral que caracteriza a otras fragancias clásicas de la misma marca, guardando cercanía con algunos perfumes dulces y de fondo denso como Angel de Thierry Mugler y CH de Carolina Herrera, compartiendo con ellos la posibilidad de un uso de diario atemporal en inviernos no fríos y veranos poco calurosos, evitando un enfoque deportivo o demasiado dinámico. En oficina la fragancia mantiene un aroma lineal que se confunde con otras fragancias y que juega en contra de un buen efecto memoria, con la porción dulce intercalada de vainilla dando suficiente elegancia para un uso semiformal y con la estela intensa que maneja sirviendo para destacar en reuniones, mostrando personalidad al moverse pero pudiendo ser intrusivo por momentos y perdiendo la capacidad de generar empatía. En el campo nocturno el perfume consigue más ventajas al poder ser aplicado con menos restricciones en forma más generosa, haciéndose notar en fiestas informales y reuniones semiformales pero perdiendo impacto en eventos formales que suelen apuntar hacia aromas más complejos. En lo romántico el perfume por momentos se muestra indiferente con respecto a apuntar hacia una línea sensual o conquistadora, con la vainilla ofreciendo cierta cercanía pero con el resto de las notas girando en torno a conceptos de disfrute personal. Rango de edad entre 25 y 60 años.