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Esta fragancia de más de 200 años de tradición comparte honores junto con la casa Farina (creadora de la primera agua de colonia comercial) de ser unas de las fragancias más antiguas de la historia todavía en producción, teniendo su origen en la formula de un agua milagrosa relajante y revitalizante, un "aqua mirabilis", que le fue entregada por un monje cartujo en 1792 como regalo de bodas a un joven comerciante de nombre Wilhelm Muehlens, quien vio potencial en el producto y monto una fábrica en la zona de Glockengasse ("calle de las campanas") en la ciudad de Kohln ("Colonia") en Alemania. Originalmente vendida como un tónico medicinal bebestible y aplicable en la piel, su comercialización sufre un vuelco en 1810 cuando Napoleón emite un decreto por el cual todos los productos de uso interno debían revelar su composición. Para proteger el secreto de su fórmula, Wilhelm cambia su estrategia de venta anunciando su producto exclusivamente como fragancia y compra una licencia de una persona de apellido Farina, como una forma de colgarse del éxito del agua de colonia Farina. Lamentablemente con el tiempo se descubrió que la licencia era falsa y por presiones judiciales de los herederos del apellido Farina, el nieto de Wilhelm se vio obligado a cambiar el nombre y registrando como marca el número de calle de la fábrica, 4711. La marca tiene varios detalles históricos, por ejemplo que solo 4711 y Farina pueden usar la denominación de origen de Agua de Colonia por estar ambas en la ciudad de Kohln, que el ejército alemán compraba la fragancia por cantidades para contrarrestar el efecto del encierro en sus submarinos en la Segunda Guerra Mundial o que su fabrica y la casa matriz fueron destruidas en la misma época por un bombardeo, siendo reconstruida como museo en 1963 con una pared llena de campanas que suenan cada 1 hora. La botella casi no ha sufrido cambios en su forma, siendo un diseño del destilador Peter Heinrich Molanus quien aprovechó su experiencia para crear en 1820 un frasco de forma hexagonal más estable y fácil de transportar que reemplazaba a las botellas Rosoli de perfil cilíndrico y que debían guardarse en posición horizontal para mantener húmedo el tapón de corcho (misma decisión que adoptó su rival Farina en 1836), agregando una burbuja de vidrio en la zona del cuello que permitía la expansión del alcohol del perfume en su interior con el calor. La etiqueta también es clásica, de tamaño mayor a lo normal para proteger el líquido de la luz y destacar más en los estantes, grabada en dorado y azul con diseños de medallas reales que ha ganado en su historia. Si bien la fórmula se mantiene en secreto, en el sitio de 4711 revelan los componentes básicos que son bergamota, limón, naranja, lavanda, romero y nerolí.
En la partida la fragancia muestra tonos principalmente cítricos entre limones suaves y bergamotas, sin llegar al extremo de las mandarinas o el nerolí, con una buena sensación de agua fresca y agregando en los primeros minutos de aplicado unas vetas extras herbales suaves, bien integradas con los cítricos. Queda la sensación que en los primeros 5 minutos se presentan todas las notas de la fragancia, ya que en este periodo se sienten herbales, algo de especies y un poco de lavanda natural limpia pero sin la característica jabonosa de los perfumes actuales. La fase media se distingue por un aumento gradual del nerolí como aroma clásico, menos intenso o punzante alcohólico como en otras colonias más simples y acompañado de una nota verde como cáscara de lima. Las notas herbales son tenues, casi de compañía y algo generales sin que se sientan por separado, y la lavanda es menos precisa que en la partida y algo mezclada con los tonos de lima verde. Se siente un aumento de los cítricos acompañando al nerolí, en la línea de la bergamota como representante en punto medio entre limones y naranjas. A un par de horas de aplicado ocurren rebalanceos con las notas presentes volviendo a bajar el nerolí y aumentando la lavanda, con un dejo especiado suave casi herbal. A unas 4 horas la fragancia se estabiliza en una línea donde ascienden notas de naranja ligera más dulces, con tonos frutales de postre cercanos a cáscaras de mandarina sobre un fondo de nerolí también dulce y un poco empolvado. Se sienten herbales limpios de fondo difíciles de precisar, casi de jardín, mas un vestigial de lavanda natural también de jardín y que actúa como nota complementaria no protagonista. A las 10 horas de aplicado la línea aromática se mantiene, pero con una caída sostenida de la intensidad, con baja estela pero con un aroma concentrado a ras de papel, como de objetos perfumados después de varios días de contacto con un perfume. En fase final a unas 12 horas de aplicado el aroma agrega unas notas extras parecidas al musk vegetal, como una variante de las naranjas polvosas dulces, que se mantiene como un residual en papel.
Para entender esta fragancia hay que remontarse un par de siglos atrás y pensar que se armó un producto con las hierbas que se tenía a mano con un propósito inicialmente medicinal, enfocado de la misma manera que la familia Farina en llegar a un elixir que levantara el ánimo cada mañana, con la restricción que 4711 al ser bebestible debía restringirse a un puñado de notas digerible y no apuntar a ser un agua extremadamente concentrada que pudiera intoxicar. En este sentido se justifica que el nerolí, que es el centro de esta fragancia junto con los cítricos, se sienta menos concentrada y menos alcoholizada que otras colonias de uso más cotidiano que han aparecido con el tiempo, en especial las líneas de fragancias para niños y bebés. Apegándose a la filosofía que se plantea de esta manera, la fragancia apunta y cumple con proporcionar un aroma de tipo diario para comenzar el día, ligero y fresco independiente de la época del año, cotidiana y sin la densidad de perfumes ya existentes en la época y que serían el equivalente actual de fragancias más sofisticadas. Es así como en escenarios del tipo oficina, nocturno y romántico el agua de colonia se apega constantemente a un estilo relajado, personal y de diario, sin importar si se consigue impactar a la gente, dejar una estela notoria o dar una imagen con cierta posición social. Aunque por costumbre esta fragancia ha tendido a quedarse con un público fiel con el paso de los años y dando la idea de una fragancia de gente madura, por su estructura calza bien con la imagen de un chico de 20 años o de una chica de la misma edad (en especial por el tono dulce final), ascendiendo desde ahí sin un límite superior de edad.