Arpège by Lanvin
Este perfume fue uno de los primeros creados en Lanvin por el año 1927 con un propósito bastante poco comercial y con bastantes sentimientos, ya que fue un aroma que la dueña de la marca, Jeanne Lavin, solicitó crear en dedicación a su hija como muestra del amor de una madre a sus hijos. La misma fragancia lleva inscrita como emblema una imagen de una madre jugando con su hija, un sello basado en una pintura de 1907 de la misma Jeanne Lanvin con su hija... emblema que se ha repetido en forma más estilizada en varias fragancias de la misma marca. La composición del perfume sorprende ya que contiene cerca de 60 esencias naturales, entre las que se declaran: aldehídos, bergamota, nerolí, cilantro, clavo de olor, pimienta, nuez moscada, ylang-ylang, rosa búlgara, iris, jazmín, geranio, tuberosa, lilas, lirios del valle, pachulí, vetiver, sándalo, vainilla, styrax (benjuí) y ámbar. En 1992 se ajustó la fórmula, conservando los mismos ingredientes originales.
La partida se siente medianamente densa y como un grupal aromático, donde destacan los resinosos de mediana potencia, curiosamente algo frescos pero sin llegar a tostados ni a terrosos extremos. Entre las resinas se insinúan algunos florales clásicos entre los que se podría adivinar entre rosas e ylang-ylang, como ingredientes característicos de un chiprés. En notas medias persisten los resinosos con la incorporación de una nota extraña, que se siente derechamente clásica y algo sintética... las características de un aldehídico, más inicios de una especie que ronda entre un clavo de olor (común en fragancias chiprés) y una nuez moscada. La densidad del perfume tiende a bajar pasado un tiempo disminuyendo la presencia de resinas y aumentando los tonos especiados frescos al clavo de olor y nuez moscada, más unos florales de jazmín, ylang-ylang y rosas polvosas en estilo concentrado y algo seco que se asemeja a la tendencia que dejaron las resinas, más un floral de jardín tipo lirio del valle que le da un poco de frescura. En notas finales repite algunas resinas oscuras con un terroso que parece ser un vetiver o un iris, algunas trazas alimonadas y florales algo apagados.
El estilo de chiprés con resinoso y bajo desarrollo floral es algo complejo de manejar, ya que tiende a establecer una personalidad menos dinámica y elegante por definición, destacando como un nocturno de invierno y luego bajando a un estilo de oficina más maduro. No se siente muy de diario, excepto en aquellas mujeres que aprovechan los aromas de los perfumes para establecerlos como un sello personal y no lo cambian bajo ninguna circunstancia, lo mismo que en el enfoque romántico donde tampoco es muy llamativo bajo los estándares actuales donde un hombre gusta de aromas femeninos y alegres o directamente sensuales y sabrosos bordeando lo gourmand. El rango de edad se eleva para hacer peso a una imagen de personalidad y elegancia ganadas con los años, entre 35 y 65 años.