Familias aromáticas: Floral
El grupo aromático floral es uno de los más delicados dentro de la
perfumería, estando presente en los primeros perfumes de la antigüedad
pero por lo general quedando relegado a ser un complemento secundario
debido al costo de obtención de la materia prima y a la facilidad con
que se estropeaban los aceites esenciales en caso de usar un método de
extracción incorrecto o mal calibrado.
Dentro
de las flores usadas en la elaboración de fragancias, las rosas son uno
de los ingredientes más usados apareciendo mencionadas en las primeras
propuestas de elíxires curativos y protectores de Babilonia y Egipto
pero sin llegar a ser un solifloral y acompañando otras notas como
canela, mirra y leche. El auge de las notas florales comienza en el
medioevo por la alta disponibilidad de campos sembrados de flores en
Inglaterra y Francia, en principio como aguas aromatizadas usadas para
el baño y luego como destilados, macerados en grasa y bolsitas de
pétalos frescos mezclados con canela y clavo de olor usados en la ropa y
debajo de los brazos para ocultar el olor corporal y el aroma de la
ropa sucia.
Las primeras propuestas
soliflorales ocurren en la Europa del siglo 16 fomentando la producción
nacional y las industrias locales como Grasse en Francia, distinguiendo
un nuevo estilo de perfumería occidental en oposición a la práctica
renacentista de ostentar lujo por la importación de notas de oriente
focalizadas en mirra y especiados, siendo una opción menos agresiva en
nariz que la canela y las notas herbales donde los destilados se usaban
para perfumar guantes y pañuelos.
Hasta
aproximadamente finales del siglo 19 las notas florales eran de un uso
unisex, pero al aumentar la industria del perfume y con el fin de
incluir al público masculino que culturalmente era más reacio al uso de
productos aromatizados se hizo la distinción de identificar las notas
florales con un perfil femenino y favorecer notas más verdes,
amaderadas, cítricas y especiadas al segmento masculino. Esto permitió
aumentar el rango de notas florales originalmente centradas en las rosas
y la flor de azahar, pasando a tonos de jazmín más potentes,
madreselvas más amieladas, mimosas más delicadas con un acabado limpio y
tonos de gardenias, violetas y tuberosas propias de jardines elegantes.