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Familias aromáticas: Cítricos

En perfumería la familia aromática cítrica, también llamada de los hesperidados, reúne a un subconjunto de las frutas (que valga la redundancia, son los cítricos) que considera a la naranja, el limón, la lima, la mandarina, la bergamota, el pomelo, el cidro y el yuzú, pero abriéndose también a otros grupos herbales como la verbena, el cedrón, algunos extractos especiales de las hojas y tallos de un limonero como el nerolí y el petit grain, y ocasionalmente la flor de azahar como el antecesor de una naranja antes que madure en forma de una fruta, todos ellos reuniéndose bajo el alero de una característica ácida en nariz. 
 
Los cítricos fueron una de las primeras familias aromáticas en ser usadas dentro de la perfumería moderna al aportar la mayoría de las notas de las primeras aguas de colonia como Jean Marie Farina Extra Vieille de Roger & Gallet y N°4711, teniendo además la ventaja de poseer una presencia unisex asociada con actividades dinámicas y deportivas por un efecto frío y limpio que entregan en la piel. La primera asociación de este concepto es con fragancias de épocas calurosas o de uso informal que se identifican con un aroma relajado y no complejo, pero que también pueden llegar a un nivel formal especialmente por el lado masculino al elevar la densidad de las esencias dejando una impresión clásica como en Boucheron pour Homme e YLS pour Homme de Yves Saint Laurent. La mayoría de las veces la familia cítrica aparece como un complemento que agrega vetas frescas a composiciones más oscuras o densas resaltando las facetas ácidas de las flores o como en el caso de la bergamota que es una nota frecuente en la perfumería masculina basada en maderas o el limón que se complementa con la pimienta negra y el vetiver. 
 
Una combinación clásica de cítricos es la unión de limones o nerolí que está asociado con un estilo emblemático de la costa mediterránea, como en los casos de Neroli Portofino de Tom Ford y Ô d'Azur de Lancôme que agrega un punto más provenzal de rosas, y que Italia aprovechó como un lema cultural al desarrollar Acqua di Parma como representante de una elegancia masculina en oposición a las tendencias más florales de la sastrería británica. Irónicamente Brasil es el productor más grande de naranjas a nivel mundial, pero en lo que respecta a la perfumería local beneficia opciones diferentes a la cítrica tendiendo a una línea aromática más exótica y sofisticada en maderas orientales masculinas con un giro especiado dinámico y tendencias florales chiprés femeninas más elegantes y clásicas con una opción alegre en frutas amazónicas.