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Volver (o ir por primera vez) a lo natural

Optar por una perfumería basada en esencias naturales es una opción bastante válida si uno ya se siente cansado de las tendencias actuales de la moda o del uso de las esencias sintéticas de apariencia más plana en nariz. Si bien una molécula aromática obtenida de un laboratorio permite lograr aciertos particulares y rescatar aromas casuales como el olor del aire durante una tormenta, la fragancia de un paraje exótico al que es imposible llegar o el aroma de una flor que vive sólo una noche, las técnicas tradicionales de destilado y macerado producen aceites esenciales profundos que crean resultados muy variables dependientes de la zona de extracción de las materias primas y de la época en que se obtienen, de manera parecida a una cosecha de vino donde existen valles y años extremadamente apreciados en el mercado. Tanto las moléculas aromáticas como las esencias naturales pueden conseguir maravillas en manos de un perfumista creativo y son la base de la perfumería de nicho.

Un punto en contra de las esencias naturales: se trata de aromas básicos conocidos hace mucho tiempo y que a primera olida pueden confundirse con olores sencillos y cotidianos como el caso del limón, la lavanda y el mentol de los productos de limpieza del hogar, las vainillas y las flores de los aromatizadores ambientales en spray, la menta de un chicle y los extractos como el vetiver de las fragancias antiguas anteriores a la década de 1980.

Como punto a favor, una esencia natural preparada de manera correcta tiene una profundidad inusual donde una nota aislada puede comportarse como 2 o 3 notas simultaneas, como el caso de una rosa de Grasse que arrastra un tinte de miel de polen o una lavanda que incluye rastros de mentol, lo cual es un detalle que apunta a favorecer un disfrute personal más que a una necesidad de mostrarse socialmente. Si se hace la comparación por el lado de la sastrería, una fragancia basada en esencias naturales sería el equivalente a una prenda de vestir de corte clásico sin época que no sigue los patrones de la moda, un suéter artesanal de líneas y colores simples de una zona que produce lanas o una pieza original de alguna cultura particular como un kimono, un poncho o un gamulán. Puede no llamar la atención en la calle pero uno siente en la piel el pequeño lujo de tener una prenda inusual o abrigar memorias de un viaje o de la infancia.

Si por algún motivo al atreverte a usar un perfume basado en una única esencia natural te quedas con una sensación de simpleza o similitud con algún aroma cotidiano que no brilla por sí solo, puedes recurrir a otras esencias naturales a modo de bloques de construcción haciendo combinaciones y experimentando con diferentes proporciones. Ya con 2 esencias naturales se puede conseguir una profundidad aromática suficiente, en especial si se escogen aromas de familias aromáticas diferentes. Una lavanda asociada a limpieza se puede combinar con un frescor de limón o naranja, a una complejidad unisex de rosas, o a un tono alegre de coco como reemplazo a una vainilla de presencia estándar.