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Sensual ayer, sensual hoy

El concepto de sensualidad ha tenido muchas variaciones con los años y no necesariamente pensando en el tema de los perfumes. Partiendo de un concepto básico de capacidad de despertar los sentidos,de atraer y crear placer a otros o a uno mismo, con el tiempo adquiere un matiz social y una forma de ser representada que se apega a los cánones o estéticas del momento.

Basta con revisar la forma en que era registrada la figura femenina en las esculturas de la cultura Grecorromana destacando una belleza apegada a un patrón clásico, teniendo un momento de oposición en el Barroco con curvas naturales exageradas y que luego evolucionó a una estilización basada en el corsé en torno al siglo 17, los rostros pálidos en el cine de comienzos del siglo 20 y luego una figura de Femme Fatale que se ha mantenido aproximadamente desde 1940 recordando los casos de Rita Hayworth en la película "Gilda" y la figura de Marilyn Monroe. La sensualidad social masculina tuvo una expresión más tardía con el dandy de comienzos del 1800 y sosteniéndose en torno a una idea de caballerosidad y elegancia basada en un traje, pasando por la sofisticación de James Bond y el estilo Jet Set de finales de la década de los 70, hasta llegar a una definición de metrosexual que revive el concepto de un dandy pero yendo hacia un lado más muscular y tonificado de gimnasio.

La perfumería femenina de la primera mitad del siglo 20 se ha basado en flores, principalmente rosas con matices inocentes de jardín, imaginando tonos más oscuros como representación de una sensualidad atrevida de noche que alcanzaron su punto más alto entre las décadas de 1970 y 1980, sobreviviendo de esta época algunas flores particulares como la tuberosa dentro de un estilo actual mucho más simplificado basado en moléculas capturadas de situaciones particulares con una mayor presencia de vainilla, notas tibias y licor. En el segmento masculino la constante ha sido una apariencia limpia con ideas de ejecutivo exitoso como Drakkar Noir de Guy Laroche sosteniendo una estructura con una gran cantidad de notas que cubren muchas familias aromáticas, decayendo la densidad de las notas hacia los años 90 pasando por un momento limpio que se proyecta y transpira mejor en actividades deportivas de gimnasio, resaltando matices dulces al licor de noche a partir del año 2000 con algunas expresiones gourmand de chocolate y café como las de Rochas Man.

Considerando que la moda y la tendencia actual femenina establece notas sensuales basadas en tuberosas, vainilla y notas tibias tipo resina, destaco un experimento de tiempos de cuarentena hecho con una colega de perfumes en el cual 2 narices toman una muestra de perfume de estilo antiguo y en simultaneo comienzan una lluvia de ideas de 15 minutos describiendo el aroma para concluir si el estilo revisado es posible de ocupar en la actualidad. La prueba fue con Paloma Picasso Eau de Toilette de 1984.

La partida resultó chocante con una nota dominante de civeta que se sintió como orina o ropa sucia igualando la misma sensación inicial de Animale clásico de 1987, cruzándose con polvosos de aldehídico. El avance por una nariz destacó maderas mientras que en la otra nariz resaltó tallos verdes, avanzando en ambos casos a un fondo de musgo con una insinuación de vetiver que era una combinación propia de un estilo oscuro de los años 80 usado como base para capas florales a la rosa. Luego el aroma en la revisión de ambas narices avanzó a miel y polen con tintes muy compactos de flores (en un estilo descrito por mi colega como "Rococó"), estabilizándose al final del experimento en un tono limpio casi en el estilo de una barra de jabón Dove con fondos de ahumado ligero.

Lo entretenido de esta sesión fue el manejo de un lenguaje completamente libre, cruzando recuerdos de experiencias personales y con la apreciación de uno influyendo en el otro permitiendo descubrir notas en principio invisibles, siendo muy parecido a la técnica de catas de vino que se usan con presencia de un sommelier pero con la diferencia que para un perfume se permiten revisiones mucho más largas en pieles con diferentes niveles de grasitud y pH que producen variaciones en el aroma final, ocurriendo intercambios de opinión dinámicos que permiten ablandar prejuicios que se tengan sobre una nota particular y, como ocurrió en este caso particular, teniendo 2 sexos diferentes recreando a una persona imaginaria que usa el perfume.

Hablando por el lado masculino, el aroma choca al comienzo para alguien que no está acostumbrado a la nota de civeta, pero tiene estaciones particulares de polen y miel con ámbar y secciones de fondo de tierra húmeda que producen una idea de sensualidad sucia un poco madura al que uno se acostumbra con el paso de los minutos y que terminan por apagar el aporte dominante de civeta. Pero me quedo con la opinión femenina de mi colega, donde también experimentó una sensación de despegue accidentado de un avión y un vuelo turbulento que después de unos 10 minutos se niveló en un aroma de jabón agradable, limpio, atemporal y usable en una ocasión actual

La revisión se hizo con un perfume particularmente difícil de ocupar y que suele crear opiniones de amor-odio, pero después de pasar de una fase que podemos llamar un prejuicio social o de moda determinado por lo que uno está acostumbrado a oler actualmente, sí es posible rescatar perfumes antiguos buscando un centro aromático grato de usar y que es independiente de las épocas. No es una búsqueda que ocurra de forma inmediata o acertada al primer intento ya que depende de la calidad de las notas y la forma de construcción de cada perfume que muchas veces está sesgado a un patrón de mercado, pero se trata de un ejercicio que abre la mente a nuevas posibilidades desviándose del camino más bien estándar que plantean las marcas más vendidas.

PD: mis agradecimientos a Amelie quien fue la nariz femenina invitada en remoto y que me sigue sorprendiendo por las coincidencias en las notas que encontrábamos.