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2 horas en Fragonard

A mediados del año 2019 tuvimos con mi esposa e hijas de viajar a Europa haciendo un recorrido por ciudades precisas y en particular en París surgiendo la alternativa que asistiera a un taller de perfumería. Revisé varias ofertas en la ciudad que eran guiadas por particulares y por casas tradicionales de perfumería, pero con la propuesta de Fragonard siendo la que se veía más atractiva porque coincidía en día y lugar con nuestra agenda en la ciudad sin tener grandes desplazamientos y destacando el que pudiese crear mi propia fragancia al final del curso. La posibilidad de tener un perfume a la medida, personalizado y único siempre han sido palabras mayores en términos de tiempo, dinero y es como el Santo Grial en el mundo de la perfumería, más aun si se toma en cuenta que se tiene el acceso a las materias primas naturales de Fragonard... ya tenía en mente alguna composición que recreara el concepto de cítricos con resina del extinto Aqva Amara de Bulgari con variaciones al pomelo y algunas adiciones de notas de higo como en Salvatore Ferragamo Homme y Un Jardin en Méditerranée de Hermès, o incluso un aroma de invierno extremadamente complejo y rico hacia el lado oriental aprovechando mezclas de incienso a la miel.

Llegado el día y con algunos accidentes de tiempo donde con nombre y apellido me estaban esperando para poder dar inicio a la actividad, nos llevaron a una sala con una pantalla de proyección y varios mesones donde se encontraban las esencias para crear nuestros perfumes, más un delantal de trabajo, una botella vacía de perfume con spray, una funda de tela para la botella, pipetas, vasos de precipitado graduados, un kit con tiras de papel para oler fragancias y un cuaderno de notas. Ahí reconozco que hubo una pequeña desilusión de mi parte ya que explicaron que el resultado final de la actividad sería el recrear el agua de colonia clásica de Jean-Marie Farina y de ahí que las 9 esencias en el mesón estuviesen limitadas al concepto de colonia fresca, pero aún así estamos hablando de acceso a notas naturales y de alta calidad destiladas en la misma fábrica de Fragonard y sin uso de esencias o moléculas sintéticas. Todo esto sigue siendo una aventura única de aprendizaje y con un premio al final del taller.

Me sorprendió la calidad de las notas que se nos entregó, las cuales ya estaban en un formato diluido en alcohol para combinar y agregar directamente en la botella de perfume, y la profundidad de cada esencia que muchas veces se sentía diferente a lo que se huele en la naturaleza debido a que están mucho más concentradas. Se nos explicó el origen de cada nota y se nos invitó a tomar nota de cada cosa que oliéramos para considerarla en la mezcla final, y rescato las notas de mi cuaderno:
  • Naranja dulce: obtenida por presión en frío de las cáscaras de naranja, el aroma de la esencia se sentía como una naranja pero con un matiz dulce, tibio y envolvente.
  • Limón: también recurriendo a un método de extracción en frío pero usando limones verdes que contienen más esencia que los limones ya maduros, el aroma de esta nota se asemejaba a una cáscara de limón en una infusión de agua caliente, agregando un aire de flor de azahar y recuerdos a caramelos de limón.
  • Bergamota: la bergamota me llamó la atención por ser diferente al aroma cítrico más bien neutro y complementario que sentía en los perfumes y en el té Earl Grey, teniendo una cercanía a aromas de naranja pero arrastrando un dejo de tierra intrusivo.
  • Mandarina: a diferencia de las notas de naranja, bergamota y limón, la esencia de mandarina se sentía extremadamente brillante y alegre, estando mucho mas cerca del aroma de una pulpa de fruta en lugar de una cáscara.
  • Nerolí: la esencia de nerolí se obtiene colocando flores de naranjo amargo en una destilación por vapor, resultando un aroma de flores de azahar muy naturales arrastrando además tonos verdes vegetales.
  • Petit grain: el aroma de petit grain sigue un proceso de destilación por vapor similar al del nerolí, pero usando hojas y ramas en lugar de flores de naranjo amargo. El resultado es un aroma muy volátil y de alta evolución, comenzando con tonos de esmalte de uñas, tonos ahumados, vetas terrosas clásicas y fondos de bosque, dejando una sensación de aroma terrestre presente en muchas fragancias masculinas antiguas.
  • Verbena: el aceite esencial de verbena también usa extracción por destilación con vapor sobre las hojas de verbena y ocasionalmente cedrón y lemongrass, el aroma presentado se sentía más notorio e intenso que la esencia de limón (con 1 porción de verbena teniendo la misma intensidad que 3 porciones de limón) y prácticamente idéntico a un caramelo refrescante de limón.
  • Romero: la esencia de romero tenía un acabado mucho más denso que una hoja de romero de cocina, incluyendo vetas de alcanfor, tintes medicinales al mentol y con una sensación de eucalipto al cuero.
  • Lavanda: a veces en perfumes las notas de romero y lavanda poseen algunos rasgos similares, pero en esta esencia la lavanda se distinguía por un rasgo general dulce y terroso con tonos de manzanilla o camomila, pero arrastrando también una sensación medicinal de una infusión de flores pectorales.
Acá van mis respetos a la profesión de perfumista, porque el tratar de mezclar notas para llegar a un resultado deseado no es una tarea fácil. Reconozco que tuve varios momentos de bloqueo, que de nervios me perdía con el idioma inglés, que sentía que iba atrasado con el resto de los alumnos que ya habían hecho su mezcla en menos de 5 minutos, pero también estaba buscando el resultado correcto. La estrategia que seguí al final fue descartar las varillas de papel impregnadas con las notas que me causaran desagrado o incomodidad, siguiendo la indicación de encerrar con ambas manos el manojo de varillas y oler al interior para ver cómo se comportaban las notas como una mezcla. Eso descartó el romero, el petit grain y la lavanda, con la opción de limón siendo menos potente que el resto de los cítricos, con la bergamota teniendo poca presencia con un tinte de tierra antiguo y con la verbena estando en el limbo por una sensación muy cercana a una esencia de caramelos.

La primera propuesta fue un 60% de mandarina para una sensación general de optimismo alegre, 20% de naranja por un frescor dulce más vivo y menos verde que el limón, 10% de nerolí fresco a la flor de azahar y un 10% de verbena como reemplazo del limón, todo aplicado como gotas sobre una varilla de papel por nota... si usaba los vasos de precipitado y fallaba no tenía dónde tirar la mezcla y tendría que usarla en el producto final. El resultado se sentía plano, casi como un jugo de cítricos y con ausencia de la nota de flor de azahar del nerolí.

En el segundo intento apagué la nota de mandarina demasiado dominante elevando el nerolí y la naranja que se presentaban apagadas, con cada nota al 30% y manteniendo un 10% de verbena que se mantuvo en un nivel óptimo como un limón correcto y no como un caramelo. El aroma resultante tampoco resultó grato ya que el nerolí comenzó a presentarse como un agua de colonia antigua con desvíos femeninos apagando la naranja que ahora tenía mejor presencia, pero nuevamente con una idea de aroma plano sin profundidad ni evolución.

La tercera mezcla fue el promedio de los intentos anteriores, con un 45% de mandarina y 15% de nerolí manteniendo la naranja al 30% y la verbena al 10%, las únicas 2 notas que no se escapaban y estaban en una presencia correcta. Esta propuesta se sentía más grata y equilibrada, pero el resultado seguía comportándose como un agua cítrica de muy baja presencia y poca profundidad.

Reconozco que la sensación ya a 5 minutos antes de terminar el taller no era la mas agradable, la mayoría del resto de los alumnos había terminado, la prisa por terminar ya estaba pasando a decepción por no tener el resultado que quería y el llevarme un recuerdo de presencia plana que usaría (o tal vez usaría) con desgano, sin una presencia especial o distintiva. En esos momentos la desesperación hace que uno se abra a las notas que había descartado y un 1% de petit grain de aspecto viejo y un 1% de lavanda medicinal aportaron una profundidad inmediata, sintiéndose que la fragancia giraba en escalones cítricos y luego tenía oscilaciones a madera, destacando líneas vegetales que se intercalaban a las notas separando la mandarina de la naranja y la verbena, manteniendo a raya el matiz floral del nerolí sin llegar a agua de colonia tradicional.

¿Fue de mi agrado el resultado? Sí, y hasta ahora sigo reservando ese perfume como un pequeño tesoro que uso sólo los fines de semana. El aroma tiene una presencia social casi nula, se pierde en oficina al tener una duración de unas 3 a 4 horas sin tener ganas de gastarme el perfume con sobreaplicaciones, e incluso carece de matices sensuales ya que me tocó usarlo en una fiesta de cumpleaños donde era el único invitado hombre y a ninguna mujer le atrajo el aroma. Pero es el complemento preciso que refleja la alegría de estar en casa, sin presiones y sin compromisos de por medio, recordando un amanecer brillante y un día optimista de presencia limpia.

¿Es posible de repetir esto en casa? Creo que sí... He comprado esencias en tiendas y ferias de emprendedores que imagino deben existir en varias ciudades y países y pienso que es posible de tomar un puñado de esas esencias y experimentar con gotas contra una base de alcohol, tomando resguardos en la cantidad de esencia ocupada y verificando que los productos sean seguros de usar en la piel. Todavía tengo ilusiones en encontrar una nota de higo y encontré potencial en unas esencias de chocolate, café, coco, vainilla y mandarina.