24K Man by Joaquín Cortés
Esta fragancia de finales del 2009, perteneciente a la colección de perfumes del bailarín español de origen flamenco Joaquín Cortés, es parte de un lanzamiento pareado para hombre y mujer bajo el mismo nombre "24K" como abreviación de "24 Quilates", simbolizando la atracción y sensación de poder y lujo que ha representado el oro por siglos en diferentes culturas, pero bajo una denominación de alta pureza que lo distingue del resto de los productos de oro y que se asocia a elegancia y calidad. El envase consiste en una botella común para la versión masculina y femenina de forma redonda como una moneda de oro acuñada, de líquido amarillo y frente dorado, con la edición masculina llevando como distintivo un borde circular y un tapón ambos de color negro. En el sitio de Idesa Parfums, fabricante de las fragancias de Joaquín Cortés, señalan que las notas aromáticas principales son: pomelo, limón, bergamota, notas verdes, flores, vetiver, cedro y ámbar.
La fragancia muestra una partida inclinada a tonos secos que van por puntos suaves de cuero, especies y arbustos, tendiendo a una sensación de agua especiada por el lado de la nuez moscada con opción de presencia de florales entre lavanda, violetas u hojas de violeta, mostrando capas más verdes todavía secas y de perfumería masculina clásica que rondan las maderas y el vetiver a los 10 minutos de aplicado. En fase media el aroma se aligera hacia el agua, aumentando la idea de una flor masculina diluida entre geranio, violetas secas y jazmín que siguen fomentando la idea de agua especiada, tendiendo a un amargo con opciones hacia pimienta, cáscara de pomelo y vetiver a los 30 minutos. A 1 hora y media la fragancia muestra puntos secos más verdes, con variación del aroma de arbustos hacia mentoles de pachulí y raíces manteniendo un cuerpo de agua especiada más cítrica hacia el pomelo amargo con características de salvia. A 4 horas el aroma se siente más seco y un poco más elegante, con grupo de maderas entre sándalo y cedro con un dejo a cuero y cruces de nuez moscada, conservando todavía un vestigial de verdes ahora lejano a la salvia y rondando un pachulí de bosque, con puntos mínimos de pomelo. A las 6 horas se siente mayor presencia de florales en la mezcla de especies con madera, cercano a un jazmín frío o geranio dominante que al poco tiempo deja paso a una base de cáscara de nuez moscada y cedro con amargos verdes mínimos al oler por más tiempo. A 10 horas el efecto floral persiste y sigue superando a las maderas, con tendencia a ir a un polvoso parecido a violetas secas con iris y geranio que se alinean con una idea de cuero que se desprende de la porción especiada, la cual también está muy cerca de maderas secas y de vetiver por un dejo verde apagado. En fase final el aroma se apega a un comportamiento clásico de perfumería masculina de maderas con especiados de nuez moscada casi canela y con una línea de agua de jazmín tradicional dominante que tiende a lavanda, agregando fondos secos amargos cercanos a la pimienta.
En su primera etapa la fragancia tiende a alejarse del concepto de elegancia por comparación al oro al proyectar un aroma de vetas verdes y especiadas secas que rozan una idea de desodorante, necesitando de algunas horas para filtrar estas primeras notas y quedarse en un aroma centrado en maderas el cual nuevamente vuelve a impresiones cotidianas al dominar los florales secos, encajando dentro de un estilo de diario atemporal no exigente y de medio día, sin muchas vetas que prolonguen la frescura después de la ducha y con aires clásicos tradicionales secos un poco maduros y de ciudad. En oficina la fragancia muestra un mejor desplante por el lado de la seriedad, evitando notas chocantes o extravagantes pero también como suma general sin jugársela por un aroma que apele a un buen efecto memoria, llamando la atención por las flores pero también confundiéndose con una fragancia de perfumería clásica especiada amaderada y más cotidiana de los años ochenta. Por el lado nocturno el grupo de maderas con especies y flores ofrece suficientes capas oscuras para integrarse a ambientes sucios tipo pub, pero también colocándose un límite bajo el ámbito semiformal y nuevamente pensando en salidas cotidianas no exigentes con amigos o para pasar el rato. En lo romántico el grupo especiado se siente algo seco como para ofrecer un atractivo empático, con las flores dando momentos secos también de baja empatía y restando efecto a las maderas que pudieron ofrecer mayor potencial en este campo. Rango de edad entre 30 y 60 años.