Lolita Lempicka Au Masculin by Lolita Lempicka
Creado el año 2000 como par directo del Lolita Lempicka de mujer de 1997, este perfume es la primera (y hasta el momento única) fragancia masculina de la marca que destaca por un aroma centrado en regaliz con ajenjo y anís, notas clásicas en la línea de perfumes de la diseñadora y relativamente atípicas en la perfumería masculina de la época... enmarcándose como una fragancia hito que inspiró la creación de nuevos perfumes con notas más vanguardistas y no tan clásicas por parte de la competencia. Siguiendo la mitología que rodea a la marca Lempicka, el frasco insinúa la forma de un tronco en un bosque misterioso, y con un grabado parecido a una flor, un corazón o la silueta de la manzana de Lolita que se mimetiza con los trazos algo góticos de las vetas de la madera del árbol. Las notas declaradas en el sitio oficial de la diseñadora son: flor de regaliz, hiedra, semillas de anís, ajenjo, violetas, agua de cebada, ron, cedro, cistus (planta de donde se extrae la resina de ládano), granos de tonka y vainilla.
La partida es bastante característica de este perfume, con un tono de regaliz bastante intenso que domina toda esta fase con un dejo entre sintético con aroma a medicina en jarabe. La fase media toma presencia a unos 10 minutos de aplicado con un cambio del regaliz hacia el anís que se siente más natural y con recuerdos de caramelos y algo de pastelería en un cuerpo bastante fresco y que por momentos toma características de fragancia clásica a la lavanda. Al probar de nuevo a un par de horas de aplicado se mantiene el aroma anisado, con rasgos bastante volátiles y aromatizados que se pueden atribuir a un reflote del regaliz o a una presencia del ajenjo. En forma paralela, a nivel ambiental presenta un cuerpo fresco se siente con rasgos florales dulces, recordando un poco del estilo de agua fresca de Le Male de Jean Paul Gaultier. Al seguir oliendo en forma puntual el papel se siente un grupo resinoso concentrado, algo tostado y con sensación de incienso, más rasgos licorosos y trazas secas de madera de cedro. Acercándose al final aparece una mezcla de vainilla con regaliz que recuerda una idea de aroma comestible como golosinas de la infancia (parecido a unos dulces de anís y panes de semilla de anís muy populares en Chile), las cuales son compensadas por un cuerpo de agua más polvoso por efecto de las violetas, con dejos de agua de lavanda.
Aunque los ingredientes de la fragancia suenan agresivos, atípicos y muy intensos, el resultado es un aroma bastante fresco e incluso con un soporte bastante clásico según los parámetros actuales y que recuerda a Le Male de Jean Paul Gaultier en la segunda mitad de su evolución aromática (hay que considerar que para comienzos del 2000 tanto este Lolita como Le Male se consideraban fragancias rupturistas con una base gourmand todavía desconocida). Por su cuerpo fresco no se siente mal en un uso de diario atemporal, donde el cuerpo de agua es fresco y las notas de regaliz con polvoso dan su nota diferente más intensa en invierno. Parece ser que su fuerte al igual que Le Male es la oficina, donde es a la vez una fragancia clásica elegante en el rango semiformal a formal y un aroma que sale del promedio y atrae miradas. De noche sigue un perfil parecido al de oficina, más de imagen semiformal para que la fragancia no se sienta fuera de lugar y con bastante presencia y desplante a mediano rango para un pub con mucho humo. En el aspecto romántico produce un efecto curioso, donde el regaliz consigue despertar curiosidad y las violetas con vainilla dan un pequeño dejo femenino unisex que atrae a una mujer y la hacen sentir cómoda a corta distancia. Rango de edad entre 25 y 45 años, con un óptimo por desplante en el segmento treintón.