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Pasha de Cartier Edition Noire by Cartier

Esta fragancia de finales del 2013 corresponde a una edición especial derivada de Pasha de Cartier del año 1992, la primera después de una variante basada en menta fresca de finales de la década del noventa, en esta ocasión reformulando las notas básicas de versión original y dándoles un giro modernizado y más oscuro. El envase mantiene la forma de botella diseñada para Pasha de Cartier y que consiste en un cilindro decorado con un tapón en forma de cúpula puntiaguda que puede interpretarse como un derivado de arquitectura árabe y que se acerca a la forma de las coronas de los relojes de la colección Pasha de Cartier, variando sólo el color del vidrio del frasco que pasa de transparente a negro. En el sitio de Cartier señalan a nivel general sólo 3 notas básicas: cítricos, ámbar y cedro.

En partida la fragancia presenta una nota principal alimonada similar a la presente en algunas fragancias de la década del noventa, siguiendo una línea mediterránea similar a la de parte de Dolce & Gabbana pour Homme en su versión no reformulada, la cual dura menos de 1 minuto al ser solapada por un cuerpo de agua que considera mezclas de enebro con canela que toman mayor consistencia a los 5 minutos y que sobre los 10 minutos agregan capas de la familia del ámbar mezcladas con un fondo de cuero ligero y tabaco, tomando en este punto una característica que recuerda otros perfumes de corte joven y urbano careciendo de la complejidad y profundidad del primer Pasha de Cartier y con ausencia de la nota principal de menta, llegando a los 20 minutos con un aroma centrado en un agua de ámbar. En fase media a 30 minutos el perfume agrega nuevas vetas que se sienten más clásicas e incluso con referencias a perfumes de los años ochenta y setenta al destacar un herbal limpio que contiene aportes de lavanda junto con una traza oceánica que recuerda parte del Pasha original pero que también se asemeja a tonos limpios existentes en desodorantes en barra o gel basados en enebro frío, desarrollando una línea fresca de madera con características especiadas suaves a la canela que muestra un incremento de intensidad y profundidad a 1 hora de aplicado al agregar variantes que comienzan en semillas de cilantro sobre musgo de bosque y aportes de tabaco. A las 2 horas el perfume aumenta su profundidad agregando una madera de cedro que bordea el ciprés junto con variaciones del musgo hacia pachulí siguiendo la línea de bosques, aumentando la carga verde y sumando especiados de la familia de la nuez moscada que conservan partes de canela y se mezcla con aportes de madera y tabaco con un fondo de lavanda, dando una combinación que se refresca por un hilo todavía perceptible de limón pero que ronda la familia del Agua Brava de Puig, de Jacomo de Jacomo y de varios perfumes de inicios de la década del ochenta, bajando a las 3 horas el tono de bosque y enfocándose en una mezcla de aporte verde de cedro con pachulí y musgo que conserva un enebro de fondo y en conjunto dando un mentol ligero donde resalta a nivel ambiental la lavanda, llegando a las 4 horas con un acabado de mentol de pachulí y enebro con ascensos de la familia de la pimienta sosteniendo un centro limpio de lavanda jabonosa y con una profundidad aromática menor que se desliga de perfumes más antiguos. Pasadas las 6 horas la fragancia reduce la potencia del grupo aromático de bosques a un tono de tipo jabón que incluye aportes más notorios de ámbar y que resalta un acabado suave de especiado que comparte rasgos con maderas de sándalo, disminuyendo su intensidad a las 9 horas y conservando el acabado de jabón que se siente menos preciso y que sufre interferencia al relacionarse con líneas verdes de pachulí a la menta con madera que pasan de sándalo a cedro, agregando tabaco a las 12 horas junto con reapariciones de especiados más apagados que una nuez moscada que se combinan con el ámbar que resalta como un derivado del punto de jabón. En fase final al cumplir 24 horas desde la primera aplicación el perfume recupera una veta de alimonado fresco e inclinado a limas verdes que se combina con aportes mesurados de pachulí que se confunden con verdes de vetiver y mentolado de cedro, sobre una base menos intensa que contiene aportes de la familia del musgo de bosques con tabaco, cuero, picores especiados amaderados y porciones de ámbar, incluyendo un punto ligero de agua de lavanda.

Esta nueva edición de Pasha de Cartier se siente como una propuesta más oscura y con más aportes de bosque que reducen la lavanda y los puntos característicos de la versión original de 1992, como la porción similar a ajenjo con la que se aproximaba a Jazz de YSL, conservando a nivel de diario un desplante social semiformal que mantiene referencias clásicas pero mesuradas de la década del ochenta y que se abren a ocasiones atemporales de corte social y semiformal pulcro sin dejar gran espacio para las actividades deportivas. En oficina la fragancia apela a líneas clásicas, conservando un aire o imagen no adolescente de su predecesor y que se mueve desde un semiformal de camisa abierta a un formal de traje y corbata, incluyendo un dinamismo bajo y un efecto memoria que ronda lo mediano donde se compensa una falta de precisión en identificar el aroma con un apego a una familia aromática de poco uso a nivel comercial en la actualidad. En el campo nocturno el perfume se apega a la vieja escuela de aromas que se asocian a un comportamiento calmado y que en esta ocasión se integra bien con ambientes contaminados tipo reuniones en pubs, destacando una línea verde que se aleja de situaciones más cotidianas o íntimas y que reduce su presencia en eventos más formales a baja edad, apuntando en este caso a un segmento más maduro. En lo romántico la nueva mezcla de tonos de bosque con verdes y picores mixtos se siente más elegante a nivel personal, sin apuntar a desarrollar una personalidad sensual o conquistadora. Rango de edad entre 30 y 60 años.