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Lalique Le Parfum by Lalique

Este perfume del año 2005 es una de las fragancias femeninas más antiguas en producción dentro de la marca Lalique, después de Lalique de Lalique del 1992, marcando una reactivación de la marca que incluyó un rediseño de la botella de su primer perfume y un descontinuado de los productos lanzados al mercado durante la década del noventa, con Lalique Le Parfum apegándose a un estilo con mayor cantidad de componentes orientales que se apegan a la imagen de una mujer más sofisticada que la propuesta por Lalique de Lalique. El envase consiste en un cubo de vidrio translúcido que parece ser el antecesor de Encre Noir en sus versiones femenina y masculina, con un tapón cuadrado con una capa transparente y otra negra que lleva un grabado en su parte superior, incluyendo un cordón rojo atado en la zona de cuello. En el sitio de Lalique destacan que las notas principales de la fragancia son: bergamota, hojas de pimienta, jazmín, pimienta roja, heliotropo, vainilla, pachulí y sándalo.

En partida el perfume apunta hacia un estilo oriental estructurado en torno a resinas y maderas oscuras, con ideas de olíbano y ámbar combinado con sándalo que producen un efecto similar al presentado por Ormonde Woman de Ormonde Jayne, con una presencia frutal indefinida al fondo que crece gradualmente pero sin destacar de manera notoria y confundiéndose por momentos con granos de tonka a los 10 minutos de la partida, afinando esta veta por el lado ácido alimonado que se acerca a bergamota y herbales de limón en torno a los 20 minutos. En fase media a 30 minutos la fragancia sostiene un cuerpo relativamente estable de resina sobre madera, con impresiones de flores oscuras que por un momento pasan por rosas pero que luego se inclinan a lirios del valle y jazmines neutros con un pequeño efecto vegetal, dejando espacio a líneas más dulces de tonka que entran en el terreno de la vainilla y los inciensados, con un punto frío de madera que recuerda a vetiver y tallos de rosas creando un efecto chiprés al cabo de 1 hora. A las 2 horas la fragancia sostiene todavía una cercanía con Ormonde Woman pero aumentando notoriamente su estela aromática, con mayor precisión en el grano de tonka que se abre a frutales aparentes de mora y naranja, con la madera bajando en intensidad y acercándose a influencia de especiados amaderados de nuez moscada con un rasgo de pimienta fragante y no picante, volviendo a aumentar la profundidad de las resinas en torno a ámbar e inciensos no ahumados con una sensación floral que se acerca a rosas pero que no presenta características ácidas, aumentando su estela aromática ambiental a las 3 horas con una versión mas frutal y más ácida del grano de tonka por influencia de una flor con la potencia de una rosa pero con un aroma neutro cercano a jazmines clásicos e incluso lirios del valle con fresias secas, con aumentos aparentes de porciones alimonadas verdes que crean un efecto de jabón que refuerza la idea de jazmín a las 4 horas, con una capa de base ligera que se separa del grano de tonka y apunta hacia una vainilla ácida. Al pasar las 6 horas el grupo floral se funde por momentos con el grano de tonka creando un efecto frutal más ácido que vuelve a recordar una variante de rosas de jardín e incluso fresias densas, con aumentos de amaderados a nivel ambiental y nuevos grupos de resina más profunda que arrastra un picor ligero de especiados frescos, apareciendo una violeta oscura con rasgos de iris a las 9 horas que se sustenta sobre picores de madera que recuerdan variantes de pimienta, con parte del grano de tonka creando un efecto frutal pulposo y maduro levemente alimonado que recuerda un tipo de durazno, reapareciendo la veta de vainilla dulce que crea un efecto breve de confitado que se acerca a pachulí, llegando a 12 horas con una idea de tonka ácida y avainillada montada sobre madera seca y pimienta, con polvoso de florales neutros que crean un efecto de tallos que roza el cuero y se aproxima a un pachulí de bosque con musgo. En fase final a las 24 horas el perfume mantiene un centro de resinas dulces con tonka pero recibiendo influencia de frutales maduros mezclados con una vainilla atalcada que recuerda una versión apagada de Pi de Givenchy para hombre, con un punto fresco de la familia de la bergamota o naranja y apariciones esporádicas de especiados también secos que aparecen solapados por el talco polvoso, todavía guardando una cercanía con madera y pachulí de bosques cercano a vetiver.

El perfume se mueve en un segmento que está entre el amaderado y el oriental con rasgos sensuales, teniendo una complejidad y volatilidad en varias de sus notas que inclinan a la fragancia a un uso de diario más invernal y apegándose a situaciones sociales semiformales, dejando una sensación de producto desperdiciado al usar en solitario y por densidad alejándose de gimnasios y actividades deportivas intensas, apegándose también a un uso más urbano que de exteriores. En oficina la fragancia muestra una elegancia basada en complejidad de 2 vetas aromáticas principales, con un buen efecto memoria por la sensación de densidad licorosa que alcanza por momentos el perfume y dando cierta preferencia hacia un uso profesional en situaciones que requieran mostrar solidez de ideas, ya sea en presentaciones o bajo un cargo jerárquico en épocas invernales, relajándose la fragancia hacia una imagen elegante más natural a mayor edad. En el caso nocturno el perfume destaca a corta distancia, proyectando ideas cercanas a sensualidad y feminidad con personalidad en fiestas informales no adolescentes, moviéndose con mayor soltura en el campo semiformal y llegando como una buena opción de perfume de matrimonios. En lo romántico la fragancia se siente misteriosa y sensual, con suficiente fuerza para comenzar una conversación con un desconocido y creando un aura atractiva que no cansa y mantiene la atención. Rango de edad entre 25 y 60 años.