Chrome Legend by Azzaro
El último lanzamiento de Azzaro, retomando el estilo Chrome de fragancias de imagen "familiar". Mientras Chrome era generacional mostrando a un abuelo, a un padre y a un hijo (y por un tiempo creí que quien aparecía como abuelo en ese entonces era Loris Azzaro, el creador de Azzaro), el Azzaro Chrome Legend se centra en un padre e hijo en alta mar, para destacar el tono marino de aire libre de la fragancia.
En las notas de cabeza se siente frutoso, con cítricos maduros algo amargos y leves notas marinas en estilo fresco algo frutoso, no del todo maderoso. En notas medias deja la sensación de un perfume conocido o de una mezcla de perfumes, hay té negro mezclado con vetiver y las notas marinas de la cabeza, que están ahora en estilo madera. Por momentos el tono marino pasa a vetiver, así que lo más probable es que esta nota sea una de las que se usó para obtener el efecto de aroma a maderas de mar (tal vez mezclada con cedro). En notas de base recupera algo de cítricos amargos del comienzo y que se complementan bien con el estilo marino (se siente ahora como vetiver amargo) con presencia de sándalo, cedro y notas de ámbar algo escondidas pero con una sensación dulce maderosa.
El aroma que tiene es algo tradicional pero no formal ni serio. No destaca mucho ni se siente novedoso, no es de estilo vanguardista... sin embargo el efecto marino está bien logrado y marca una tendencia con ese objetivo, de recordar espacios abiertos en la costa, como vacaciones o días libres. Por intensidad y frescura es de espacios abiertos, de invierno o verano ya que las especies y maderas no son densas. Se siente de diario y de oficina en estilo relajado. El frescor no se siente nocturno ni tampoco romántico, es una fragancia de vacaciones o de paseo, o de momentos de tiempo libre, recordando el afiche en que aparece un padre con su hijo a bordo de una lancha. Rango de edad entre 25 y 50 años, aunque un hombre mayor podría usarlo si mantiene un estilo de vida activo, no serio ni apagado (no necesariamente que viaje a la costa, tome una lancha, suelte amarras con sus propias manos y la ponga en marcha hacia alta mar, pero que no sea un tipo pasivo que se la pase sentado viendo televisión).