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L'Eau D'Issey pour Homme by Issey Miyake

Este perfume del año 1994 fue la primera fragancia masculina y la segunda dentro del grupo de perfumes de Issey Miyake, un diseñador de vestuario japonés con una tendencia marcada hacia el uso de la tecnología para la mejora de sus creaciones, y que al menos en su línea de perfumes ha querido mostrar una sensación de fusión entre dos mundos al incluir conceptos aromáticos orientales sobre bases tradicionales occidentales, aspecto que se nota en el uso de notas como el yuzú y el loto. Con el tiempo la línea de Miyake ha tendido a girar en torno a las dos versiones masculina y femenina existentes de este perfume, creando ediciones de temporada que terminan por beneficiar al lado femenino con nuevos aromas, manteniendo la mayoría de las veces el perfume original en el caso masculino. En el sitio de Parfums Issey Miyake señalan sólo 2 notas para este perfume, pero sumando las diferentes descripciones e imágenes que aparecen repartidas en este mismo sitio, las notas de la fragancia son: yuzú, sándalo, nuez moscada y canela.

La fragancia tiene una partida inicialmente inclinada a las flores acuáticas tipo loto, con fondos cítricos ligados a las flores alimonadas y grupos secundarios limpios que por el momento no se sabe si provienen de flores o de especies diluidas. Con el paso de los minutos la porción cítrica tiende a concentrarse, inicialmente como un extracto de limón de perfumería clásica, de características secas y con una sensación de cercanía con un especiado afín como jengibre o pimienta suave. En fase media la porción cítrica sigue en aumento y ampliando su afinidad con otras notas secundarias, con unos jabonosos que se acercan a la idea de cáscara de nuez moscada y flores limpias, incluso rozando la idea de jazmín. Algunas porciones del limón incluso van hacia el lado verde, con sensación de cáscara de lima verde y herbales tipo verbena o cedrón. Parte de la cáscara de nuez moscada se amplía a canela pero ambos con una intensidad todavía baja y al agua, manteniéndose en segundo plano para privilegiar al cítrico. Sobre la hora y media de aplicado el cítrico tiende a ampliarse en la idea de limón, abarcando algo de bergamota con pequeños puntos de naranja pero estableciendo una línea paralela que destaca a nivel ambiental y que parece yuzú por una personalidad más punzante en nariz, sensación que se amplía con la nuez moscada que se separa de la idea de cáscara y aporta también puntos más picantes. Cerca de las 3 horas los especiados de nuez moscada y canela tienden a tomar el dominio de las notas secundarias dejando a las flores como un cuerpo de agua que actúa como soporte general dando las líneas limpias jabonosas y con las notas verdes cayendo bastante, mientras que el yuzú con especies brilla a nivel ambiental alcanzando una intensidad alta que supera los 2 metros en estela y es capaz de llenar una habitación pequeña. A las 8 horas el tono de yuzú sigue dominante, con tendencia a volverse alimonado y recordando partes verdes que lo acompañaban en el comienzo, aunque ahora más inclinado a las hierbas que a la lima verde, con la nuez moscada dando tonos de agua especiada y la canela bajando en presencia. En fase final el yuzú se mantiene como un alimonado clásico parecido al aceite de limón artesanal, con rasgos de raíces, notas verdes y maderas suaves, cayendo aquí la posibilidad de herbales de jardín, algo de vetiver y de sándalo como madera suave. Por momentos se sienten finales clásicos como la base del Azzaro pour Homme de 1978, al parecer por una resina o madera final mezclada con las especies y los herbales.

La fragancia muestra un enfoque floral acuático novedoso para la época pero que con el tiempo se volvió una tendencia para la década del noventa, aspecto que se nota en fragancias aparecidas con posterioridad como Acqua di Gio o Chrome de Azzaro, ambas de 1996, siendo un aroma que con los años ha sumado fanáticos y detractores al ser un perfume que despierta fácilmente un sentimiento de amor u odio a la primera olida, principalmente por los niveles que alcanza en ocasiones el yuzú que pueden resultar intensos y muy molestos. En general las mezclas de flores al agua se enfocan bien por el lado veraniego, aspecto que se potencia con el yuzú dando una imagen que es parte informal relajada deportiva y parte pulcra semiformal, grata en uso cotidiano y destacando a nivel social en espacios abiertos. En oficina el perfume es grato y relajado, proyectando limpieza y pulcritud con un aroma que sale del promedio y que es fácil de distinguir con un buen efecto memoria, tal vez presentando en este escenario su lado más complejo de manejar al ser muy sensible a las sobreaplicaciones: una dosis justa se siente fresca y limpia, mientras que una dosis excesiva rápidamente inunda el ambiente volviéndose punzante e intrusiva al extremo de producir malestar físico y dolor de cabeza. En el escenario nocturno la intrusividad y el efecto memoria se vuelven factores favorables en ambientes enrarecidos, superando fácilmente a la competencia y haciéndose notar por encima del promedio, nuevamente enfocándose a noches veraniegas. Por el lado romántico el aroma tiene buena aceptación por las mujeres por el efecto empático de las flores y la sensación unisex de los cítricos, quedando la idea de masculinidad sustentada en las especies, efecto que puede acabarse y jugar en contra si ocurre una sobreaplicación. Rango de edad entre 25 y 45 años, tal vez apuntando sobre los 30 años por una sensación de requerir mayor personalidad para su uso.