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Azzaro pour Homme by Azzaro

Ah... el Azzaro. Motivo de tantas pesadillas y traumas de cuando era chico... este perfume merece una historia aparte. Por ahora la historia express:

Me lo regaló mi papá la primera vez cuando yo tenía unos 11 años, en realidad me regaló media botella porque se había comprado otro perfume y ese le había aburrido. Eso era el año 84, los perfumes no eran muy comunes en la sociedad chilena de entonces (se escogía entre Brut, Old Spice o Aqua Velva... con suerte un Flaño) ni venían con spray... eran de boca abierta estilo "splash". Nadie me dijo cuanta era la cantidad que se tenía que echar uno en la cara (otro error, heredado de los after shaves: los perfumes no se echan en la cara) así que cuando aparecí en el colegio exudando Azzaro y dejando estelas de olor por donde iba.... bueno, después de ser el pájaro raro ese día preferí seguir usándolo los fin de se semana. El aroma me gustaba y por lo que decía mi papá sabía que era algo exclusivo. Creo que debo haber estado 1 año usándolo, después tiempos de sequía, solo colonias simples hasta salir del colegio (aunque las buscaba mejor... el Azzaro me había dejado la vara alta y me arrancaba de las Brut estilo años 30) y al momento de entrar a la Universidad... gran regalo gran de mi papá: una botella tamaño familiar de Azzaro, dosificación splash (según él, con spray el perfume se quedaba en el aire). Como era fuerte me duraba casi medio año la fragancia... hasta el siguiente cumpleaños o siguiente Navidad. Al menos mi primera polola la conocí gracias al Azzaro (claro que la broma típica era que se sabía que había llegado desde el segundo piso de su casa). Creo que de ese entonces ya comencé a aprender de perfumes, solo por sacarme el Azzaro de encima, pero sin caer bajo en colonias simples.

Volviendo a la fragancia, la partida es fuerte con notas de cabeza marcadas por la lavanda aromática con dejos de anís, pero sin oler a colonia tipo "lavanda inglesa". Las notas medias son maderas aromáticas como cedro y sándalo, más todas esas notas que aparecen en las fragancias masculinas de tipo clásico, como por ejemplo el vetiver y el pachulí (la lavanda ya estaba en la nota de cabeza, pero sigue presente acá). De base aparece un dejo dulzón de ámbar (el mismo aroma de la joyería de ámbar, al frotarla con la palma de la mano) más notas de musk.

Puede ser donde se hizo conocido en los 80 o por haber marcado un hito en ese entonces, aparte que la fragancia es bastante fuerte y fácilmente distinguible al olerla, pero en la actualidad está bastante masificada. Antes era símbolo de elegancia, típico olor de gerente o tipo importante (excepto en escolares de 11 años), pero ahora es el regalo típico cuando se quiere impresionar a alguien regalando un perfume... junto con el Carolina Herrera son la primera opción de las pololas o esposas cuando le quieren regalar algo a su pareja. Por su fuerza es más de uso nocturno o de oficina, pero por la masificación que tiene es mejor evitar mostrarlo de noche y usar algo más exclusivo, y bajarlo a uso diario. Funciona bien en verano (más lavanda) e invierno (más ámbar). No tan sensual como el Carolina Herrera, pero es de gusto de mujeres también y funciona como fragancia romántica. Rango de edad clásico de los 30 a los 60 años, pero por lo que he visto se repite más en cuarentones clásicos (de los que andan con mocasín, jeans y chaqueta azul marino con botones dorados), dando la idea que lo siguen usando desde los años 80.