Realiza una Búsqueda

Dahlia Divine Le Nectar de Parfum by Givenchy

Esta fragancia aparecida durante el 2016 corresponde a una nueva propuesta derivada de Dahlia Divine del 2014, la cual se ubica como una propuesta en paralelo a Dahlia Noir del 2011, con Le Nectar de Parfum repitiendo los conceptos de oro de Dahlia Divine pero orientándolos a un concepto más natural de néctar de polen proveniente de una mimosa. El envase sigue la forma de botella planteada por Dahlia Divine con un frasco ancho de caras rectas y tapón horizontal de gran tamaño con la zona del cuello envuelta en un hilo dorado, cambiando la apariencia del tapón que pasa de blanco a transparente con hojuelas doradas en su interior, con la botella usando un gradiente que va de transparente en la base a dorado. En el sitio de Givenchy Beauty destacan el uso de las siguientes notas básicas: mimosas, jazmín, rosas, sándalo y granos de tonka.

En partida la fragancia se siente dulce y densa, con acaramelados de pachulí sobre un fondo frutal que presenta tonos ácidos a la piña en el fondo y que incluye veta de rosas frescas que dan una impresión cercana a J'Adore de Dior, afinándose el aroma a los 5 minutos al incorporar una veta destacada de mimosas que produce un aroma de almendras y sumando a los 10 minutos un aporte de flores neutras que baja la densidad de la fragancia y apaga parte de la línea central de caramelo aproximándose a un lirio del valle, surgiendo a los 15 minutos una traza verde áspera con rasgos de pachulí que está montada sobre almendras de apariencia más tenue, cambiando el balance del perfume a los 20 minutos a un aroma más ligero que suma una nota extra de madera que tiene retornos mesurados de caramelo que tienen un origen diferente al pachulí. En fase media a los 30 minutos el perfume se inclina a tonos de rosas dulces delicadas con un verde de fresias, persistiendo en el fondo el aporte de almendras que se funde con el caramelo, volviendo a enfocarse el perfume a un tono más silvestre de mimosas con verdes de fresias que superan el aporte de rosas a 1 hora de aplicado. A las 2 horas la fragancia se suaviza en torno a una línea floral alimonada menos verde que se aparta de las fresias, reduciendo también el aporte de mimosas que baja a un tinte de polen dulce mezclado con aires imprecisos de rosas en una variante amielada y surgiendo ideas de un neutro de jazmín intercalado, apareciendo a las 3 horas un nuevo aporte dulce de granos de tonka mezclado con ámbar que posee características comunes con la mimosa pero combinada con vetas limpias de jazmín, apareciendo a nivel mínimo un ahumado que insinúa aportes de resina al incienso, volviendo a las 4 horas los tonos de mimosa que se confunden con un musk tosco, surgiendo una derivada del jazmín que pasa por lavanda y crea impresiones apagadas en la base de un anís con vainilla como en Kenzo Amour. Al llegar a las 6 horas el perfume presenta a nivel vestigial algunos tintes dulces de mimosa que se encuentran rodeados por puntos dulces de duraznos provenientes de tonka, con un retorno de ácidos de la familia de la piña y con flores que dan un paso por lirios del valle con rosas tenues como un reemplazo del jazmín, incluyendo a las 9 horas grupos dulces que se centran en jazmín y apuntan hacia granos de tonka con duraznos, osmantus y musk con un retorno de rosas delicadas más dulces, focalizándose el aroma a las 12 horas hacia ámbar con musk y vestigios menores de frutas que reducen el aporte de las flores y dejan una impresión de perfumería masculina. En fase final a las 24 horas la fragancia presenta un momento alto en acaramelados que luego disminuyen hacia una sensación de confitado de pachulí diluido sin aportes verdes, sintiéndose en el fondo mezclas dulces en torno a polen complementadas por durazno y jazmines, con un eco al anís con vainilla de Kenzo Amour.

La fragancia, a pesar de llevar un nombre de Nectar y Parfum que se presta a la interpretación de un aroma complejo y denso, durante gran parte de su evolución se mueve en rangos suaves con un centro de mimosa que oscila en tonos similares de ámbar y jazmín con un dejo acaramelado, por potencia centrándose a nivel de diario de usos primaverales pero sin tener rasgos deportivos. En oficina la fragancia sigue en una línea delicada y joven donde las almendras y las mimosas consiguen un aporte limpio perceptible a distancia de conversación, apuntando inicialmente a un nivel pulcro semiformal que se adapta a ocasiones informales más cotidianas, teniendo un efecto memoria mediano que se ve afectado por la potencia tenue y acotada del perfume. A nivel nocturno el aroma necesita de sobreaplicaciones para hacerse notar en espacios limpios, mostrando una mejor faceta por encima de las 3 horas en situaciones semiformales calmadas, sin dar una idea de dinamismo juvenil en el caso informal y faltándole complejidad a nivel formal. En lo romántico las vetas dulces de mimosa se sienten gratas y con un aire inocente y pulcro a la vez que apunta a salidas con pareja conocida. Rango de edad entre 20 y 60 años.