Hippy Flor by Ágatha Ruiz de la Prada
Esta fragancia del 2013 se suma a la serie de variantes de aparición esporádica y limitada que ha preparado la marca de la diseñadora española Ágatha Ruiz de la Prada en torno a Flor del año 2000 y que ha tenido ediciones como Flor Manía y Flor Fucsia, con esta versión recordando la época del movimiento "hippie" de finales de la década del sesenta que giraba en torno al poder de las flores como expresión de amor y paz. El envase usa la misma botella diseñada para Flor, cambiando el color del vidrio a un azul luminoso y transparente que contrasta con un tapón de color rosado intenso, con la caja teniendo el nombre del perfume escrito con letras de aspecto inflado que recuerdan la tipografía psicodélica de los años sesenta y que forman la silueta del frasco. En el sitio de Ágatha Ruiz de la Prada destacan la existencia de esta edición limitada a finales de Julio del 2013 pero sin detallar su composición ni sus notas aromáticas.
En partida la fragancia muestra una estructura diferente a las versiones anteriores de Flor y a la de otras fragancias de la misma marca, con un tono más oscuro que inicialmente muestra rasgos frutales en torno a moras no ácidas y que antes de los 5 minutos comienza a presentar tonalidades de madera opaca, con la intensidad manteniéndose a niveles discretos y sosteniendo el tono de mora que hacia los 10 minutos comienza a presentar características de rosas clásicas que se sostienen de manera más definida, con cruces esporádicos de otras notas de la familia del jazmín y las violetas en proporciones menores que recuerdan partes de otras fragancias de la misma marca y también elaboradas por Puig. En fase media a los 30 minutos la nota de rosa comparte espacio con rasgos sucios de madera que dan una impresión entre verde e inciensado, recordando el estilo chiprés de algunas fragancias femeninas de los años ochenta pero con una complejidad y profundidad menor, dando ideas de pachulí mentolado con secos de pétalos de violetas y apariciones esporádicas de especiados cercanos a bosque tipo cardamomo, con un punto indefinido en la base que se mueve entre un frutal verde y una flor clásica a 1 hora de aplicado. A las 2 horas la fragancia mantiene un centro de rosa ahora más áspera y menos frutal excepto por una línea ácida que se aleja de la idea de frambuesas o moras y que se aproxima a verdes de la familia del pachulí que producen un mayor grado de picor en nariz, con la fragancia siguiendo una evolución sostenida que llega a 3 horas a un momento de dominio de un pachulí solitario que solapa al resto de las notas en un formato verde chiprés, retornando a partir de ese momento los grupos de flores que son encabezados por una rosa antigua montada sobre tallos especiados de flores, con el pachulí presentando cruces de pino que vuelven a dar un acercamiento al enfoque de los años ochenta y que guarda una similitud en varios puntos con el primer Animale de mujer, marcando a las 4 horas una nueva variante que reduce la presencia de las rosas en favor de un mentolado especiado en parte determinado por el pachulí pero sumando capas adicionales propias de perfumería masculina y que incluyen a madera de sándalo y cuero con aires de vetiver. Sobre las 6 horas la nota de rosa se estabiliza y deja de mostrar un comportamiento oscilante, aproximándose a un estilo de fragancia antigua de baja densidad conformada por flores de jazmín, violetas al iris y vetiver que todavía conserva un fondo de pachulí, aumentando a las 9 horas el especiado hacia jengibre y sumando un dejo inciensado breve que se siente originado de los tallos de flores y de variantes turbias y más astringentes de la nota de rosa, llegando a 12 horas a una esencia de rosa especiada de corte chiprés que incluye referencias a violetas y maderas, repuntando un frutal ligero de la familia de los arándanos y que es cubierta rápidamente por ascensos de pachulí de arbustos. En fase final a las 24 horas la intensidad del perfume decae manteniéndose mucho más apegado a la piel, con la nota de rosa todavía conservando características oscuras pero presentando un momento de mayor brillo y riqueza al abrirse a rasgos frutales que todavía no llegan a frambuesa pero que son más luminosos que una mora, destacando una madera levemente especiada que conserva una influencia verde de pachulí.
La fragancia se aleja del estilo frutal vivo y adolescente de varias de las fragancias de Ágatha Ruiz de la Prada, sintiéndose como una combinación entre el floral áspero aunque fresco del primer Flor y una nota de rosa clásica no aprovechado antes dentro de la colección y que se siente como un equivalente clásico del jazmín de Imagina, manteniendo un estilo de diario que tiene partes tanto veraniegas como invernales pero aproximándose hacia un estilo de media estación que puede ser usado a nivel cotidiano, pero que a nivel general se aleja de situaciones dinámicas y se acerca a líneas clásicas serias. En oficina el perfume conserva una imagen seria y limpia de estela mesurada y no intrusivo, con un efecto memoria mediano por la cercanía de la fragancia con el aroma de jabones de rosas y que mejora al recordar las fragancias más agresivas de los años ochenta pero sin presentar una estructura compleja o densa, con las vetas de especias dando la nota profesional un poco más madura. En lo nocturno la fragancia se aleja de las fiestas adolescentes calzando mejor en reuniones con amigos dentro de un ámbito todavía informal pero menos dinámico y menos chispeante de espacios limpios, pasando luego a nivel informal de juntas en casa en invierno, quedando corto y con falta de complejidad y estela en eventos de corte formal. En lo romántico la fragancia tiene momentos breves de atractivo clásico a cargo de las rosas, con las vetas de especias y pachulí creando cierta distancia a nivel de pareja y acercándolo a un estilo de uso más personal. Rango de edad entre 25 y 60 años.