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Y by Yves Saint Laurent

Este perfume del año 1964, reeditado en el 2011 dentro de la serie La Collection YSL en un formato de Eau de Toilette, corresponde al primer perfume creado por la casa de vestuario francesa Yves Saint Laurent a 2 años de su fundación y llevando como nombre la inicial del diseñador, incorporando matices masculinos dentro de un aroma de corte refinado y elegante diseñado intencionalmente sin época pero conservando ciertos patrones propios de la década de lanzamiento al apelar a un estilo chiprés verde, siendo por varios años el único perfume de esta marca hasta la aparición de Rive Gauché en 1971. El envase de esta edición del 2011 mantiene la forma de botella del resto de los perfumes de La Collection YSL consistente en un cubo bañado en un tono rosado opaco que deja ver el perfume en su parte inferior, con un tapón también cúbico colocado en ángulo con respecto al frasco, y llevando a un costado las notas aromáticas básicas y el año de creación. Combinando la información existente en las descripciones del sitio de YSL Experience y en el frasco del perfume, las notas aromáticas de este perfume son: bergamota, especies, cilantro, flores blancas, iris, madera, musgo de roble y pachulí.

En partida la fragancia muestra una inclinación antigua, con recuerdos de aldehídicos cercanos al de Caleche de Hermès seguidos de líneas de jazmín tradicional y vetas verdes frescas complementarias y de baja aromaticidad que se alejan del grupo de los herbales de cocina, con ascensos de bergamota y limón ligero derivado de la impresión de aldehídico, profundizando a los 10 minutos una capa de pimienta rosada cruzada con musgo y teniendo en este punto una aproximación breve con Charlie de Revlon por la idea de un perfume aldehídico más moderno que el usado antes de los años setenta. En fase media a los 30 minutos el perfume tiende a volverse más áspero y polvoso, perdiendo presencia de jazmines y dando una idea de pimienta rosada con maderas al sándalo, mostrando poco antes de 1 hora una evolución del polvoso que se perfila hacia un iris clásico con baja influencia de violetas y sin tintes dulces, presentando a 1 hora la impresión de algas con regaliz sobre un fondo de cáscara de limón. A 2 horas la fragancia presenta una mayor cantidad de brillo, con puntos más notorios de bergamota y una variación de la nota de iris que se divide en un terroso suave y en un brillo cercano a las moras, con reapariciones de jazmín que se siente muy ligado al iris y a una variante más azul cercana a violetas e incluso a lirios del valle que aportan un fresco floral clásico al fondo que tiende a jabón, con las líneas de pimienta y musgo tomando un matiz más fresco que se une a la idea de lirios del valle y toma una inclinación de verdes de jardín a nivel mesurado. Sobre las 3 horas la fragancia muestra una presencia frutal discreta más marcada que gira en torno a ideas de moras extraídas de flores y que trae un breve recuerdo de Magie Noire de Trêsor pero en un formato de jardín más fresco, con un brillo delicado de mandarina y mayor presencia de maderas secas que superan la idea de tallos de flores especiados y de musgo de bosque, alejándose en parte de la idea de un chiprés y actuando por momentos como un perfume amaderado independiente que no se integra con las flores, las cuales siguen una línea de jabón al lirio del valle que se siente más intensa por el lado del polen limpio y el polvoso de pétalos a las 4 horas. A las 7 horas la fragancia presenta una baja en su aroma tendiendo hacia líneas silvestres delicadas, conservando un centro dulce que va entre lirios del valle con musk en aumento y tintes de jabón, destacando por un polvoso casi masculino que combina partes de madera de sándalo con talco y rasgos de lavanda suave como variante del iris y las violetas, con un punto verde no herbal que parece derivar de jazmines y lirios del valle con una cáscara suave de lima y que se hace más notorio a las 9 horas, llegando a 12 horas con un ascenso del punto de mora que se confunde con el dulce de musk y el polvoso de flores al talco. En fase final a las 24 horas la fragancia se inclina a líneas tenues y delicadas centradas en bergamota y dulzores de polvoso de pétalos, con la madera teniendo una baja presencia y aportando tintes ligeros de tierra al fondo seguido de un pequeño dejo metálico que parece provenir del iris, surgiendo puntos de moras y aldehídicos al jazmín de presencia mesurada al oler por más tiempo junto con picores especiados en nariz que inclinan al perfume hacia un estilo chiprés.

La fragancia apela a un enfoque diferente y por momentos sin época de una composición creada en la década del 60, conservando algunos rasgos propios de esos años como el inicio aldehídico tipo Caleche y el fondo seco terroso a la madera que se repite en otro contemporáneo suyo como Ô de Lancôme de 1969, compartiendo con este último perfume un estilo no denso ni complejo que busca adaptarse al uso de diario de inclinación primaveral en exteriores y atemporal en interiores, con impresiones pulcras que proyectan una inocencia sin edad y de rasgos artesanales, sin apuntar a situaciones deportivas dinámicas. En oficina el aroma se siente pulcro y correcto, con un efecto memoria mediano al girar en torno a florales blancos relativamente conocidos y con la capa de madera dando un soporte complementario que no alcanza a producir un efecto punzante o sobresaliente que saque del promedio, destacando ideas de limpieza con un pequeño dejo nostálgico. En el caso nocturno el aroma comienza a mostrar restricciones de uso, alejándose de los extremos informales y formales y dando a nivel semiformal la idea de una delicadeza más cercana al uso de diario que a una complejidad de noche. En lo romántico el aroma destaca en puntos florales inocentes alejados de intenciones sensuales o conquistadoras según los estándares actuales, a nivel general dejando la sensación de una fragancia mejor enfocada al disfrute personal. Rango de edad entre 25 y 60 años.