Fleurs de Pêcher by L'Occitane en Provence
Esta fragancia lanzada por la marca de fragancias L'Occitane en Provence el año 2009 sigue con la tradición de usar ingredientes naturales cosechados en su mayoría en la zona provenzal de Francia y que recuerdan algunos parajes silvestres de la zona mediterránea, procesados con técnicas de perfumería clásica. En esta ocasión se usaron como ingredientes centrales los pétalos de flores de durazno recién brotadas junto con la esencia de duraznos blancos. El frasco repite las mismas formas de las botellas de Cerisier y Fleurs de Cerisier, dando la idea que estas 3 fragancias van a ser la primera parte de una serie dedicada a aromas de brotes frutales. Las notas declaradas en el sitio de L'Occitane son las siguientes: durazno blanco, limón, bergamota, flores de durazno, peonías, almendras, granos de tonka, cedro, musk e iris.
La partida de la fragancia es un frutal no muy obvio ni tampoco común, mezcla de frutas neutras dulces con algo de bergamota pensando en un aroma cítrico que aporte frescura con bajo aroma y tonos de naranja o mandarina en una versión suave y dulce e incluso con dejos florales. Parece haber duraznos pero no en la versión clásica de perfumería ya que se siente más tenue y cercano a los florales con aroma a duraznos y damascos. En fase media la mezcla se vuelve más densa, con unas notas de crema con naranjas y florales más polvosos los cuales al seguir oliendo muestran vetas secundarias más frescas y de frutas más concentradas en la línea del durazno neutro. Se siente una flor extraña que domina esta fase, bastante intensa y de vetas alimonadas, de pétalos polvosos y con un tono frutal más ácido e inclinado al damasco. Al descansar y volver a oler da la impresión que la nota de crema está compuesta de otras notas naturales maceradas de perfumería tradicional, como lavanda, naranja, madera e incluso agua de tabaco... esta última posiblemente un aporte de la almendra provenzal, volviendo a los pocos minutos a tomar un tono cremoso dominado por las naranjas y el frutal neutro. En notas finales el cremoso baja dando más espacio a las flores y a las frutas a mostrar un olor más parecido al durazno e incluso al damasco, con mezclas de musk que aportan más tibieza al dulce.
Al igual que varias fragancias de L'Occitane, este perfume aprovecha notas naturales poco usuales en otros perfumes (o al menos se adelanta en algunos meses con el mercado masivo, como es el caso de las flores de cerezo), en particular con la nota de brote de durazno que se sale del enfoque funcional para entregar un aroma floral con buen cuerpo sin ser denso. El aroma trae bastantes recuerdos de la primavera y las notas de fruta son gratas como fragancia de diario en épocas más cálidas sin llegar a ser un agua fresca para días muy soleados. En oficina se siente como una fragancia elegante no compleja, con florales algo lineales pero consistentes y capaces de conseguir fijación y recuerdo en otras personas, recordando el cremoso algo de la limpieza informal y semiformal del Happy de Clinique. Como aroma nocturno el cremoso y el floral frutal se sostienen bien en ambientes semiformales como reuniones de amigos dando una sensación tibia en piel, grata para una noche veraniega con temperaturas más frescas. Como fragancia romántica se siente algo lineal, con los florales enfocados a proyectar más una idea de naturaleza que de sensualidad o feminismo. Rango de edad entre 25 y 60 años.